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La idea de que la colina de Visocica constituye una construcción artificial fue publicada inicialmente por el autor bosnio Semir Osmanagic, que no es arqueólogo, aunque se a utodenomina como tal, cuyas subsiguientes tareas de excavación del sitio han descubierto lo que él afirma es una meseta de entrada pavimentada y varios túneles, así como también bloques de piedra y mezcla antigua que el sugiere cubría la estructura en otros tiempos.

Las excavaciones empezaron en abril del 2006, con un equipo internacional de arqueólogos de Australia, Austria, Bosnia, Escocia y Eslovenia.

Las excavaciones en la colina sobre la ciudad han continuado a lo largo de muchos meses y algunos análisis iniciales han confirmado "la proclamación original de que nos encontramos ante la primera pirámide europea, con una construcción monumental similar en dimensiones a las pirámides de Egipto" .

"La pirámide tiene 100 metros de alto y existen evidencias de que contiene habitaciones y una impresionante escalinata... La base está hecha de bloques de piedra, lo que indicaría la presencia de una civilización altamente desarrollada para su época "

Después de este descubrimiento el fenómeno ha crecido como la espuma. Osmanagic ha bautizado a esta pirámide de la colina de Visocica como la "Pirámide del sol".

A demás ya ha lanzado la hipótesis de las siguientes pirámides que están escondidas en colinas adyacentes a la de la "Pirámide Bosnia del Sol", como son las llamadas "Pirámide Bosnia de la Luna", "Pirámide Bosnia del Dragón".

El Parque Arqueológico Fundación Pirámide Bosnia del Sol ha publicado un plan de investigación delineando un programa de actividades entre el 2006 y el 2010. En el año 2006 el plan es restaurar la cima de la Pirámide del Sol. También hay planes para actualizar las vías de transporte de la región y producir material de mercadeo. En el 2007 el plan es continuar con las excavaciones y promover la colina de Pljesevica como la Pirámide de la Luna. Actividades posteriores consistirán en la apertura de una mayor área de la pirámide para el acceso del público.

Se creé fueron los Ilirianos quienes vivieron en la región desde el año 12.000 al 500 AC y que las pirámides fueron probablemente construidas entre esas dos épocas.


 

A finales de la II Guerra Mundial el piloto de la US Air Force James Gaussman realizaba una misión de abastecimiento de víveres y provisiones a fuerzas del ejército chino. Pero el motor de su aparato empezó a tener problemas mecánicos que aconsejaron regresar a su base en Assam (Norte de la India). Para mayor seguridad y tras corregir el rumbo, el avión de James Gaussman hizo el viaje de regreso a baja altitud. Después de sobrepasar la ciudad de Xi'an y con rumbo Sur-Oeste, apareció ante su vista una gigantesca pirámide. Gaussman no salía de su asombro, y tras hacer varias pasadas sobre la pirámide tomó varias fotografías que, junto a un detallado informe, entregó a sus superiores nada más llegar a la base aérea de Assam. Este incidente quedó olvidado en los archivos de las fuerzas aéreas americanas. Cuarenta años después volvieron a salir a la luz pública gracias al escritor australiano Brian Crowley, que publicó una de las fotografías de Gaussman en uno de sus libros.

Pero no era el primer incidente de esta clase que se producía por parte de pilotos sobre el espacio aéreo de China, ni tampoco el último. En marzo de 1.947, finalizada la contienda mundial, el diario New York Times hacía referencia a un avistamiento efectuado por el Coronel Maurice Sheehan desde su avión, en el cual y siempre según las declaraciones del militar, llegó a sobrevolar una gigantesca pirámide que alcanzaría los 300 metros de altitud, siendo cada uno de sus lados de 450 metros. De ser cierta esta información nos hallaríamos ante la mayor pirámide del mundo, destronando por K.O. a la mismísima Gran Pirámide de Giza en Egipto con sus 147 metros de altura y los 320 metros de cada uno de sus lados, 202.500 metros cuadrados de superficie de la pirámide china contra los 52.900 metros cuadrados de la Gran Pirámide egipcia. Existen numerosas denuncias de la presencia de pirámides sobre territorio chino realizadas por numerosos pilotos, e incluso fotografías realizadas más recientemente por satélites espías americanos.

Pero las autoridades chinas siempre han negado incomprensiblemente la existencia de estos monumentos, ¿por qué?, ¿qué es lo que ocultan con tanto celo?

A comienzos del siglo XX, diferentes exploradores y comerciantes como los alemanes Frederick Schroeder y Oscar Maman dieron testimonio de la presencia de no una, sino numerosas pirámides alrededor de la ciudad de Xi'an, haciendo especial hincapié en una de ellas, una construcción colosal que al igual que el testimonio del piloto norteamericano Maurice Sheehan, alcanzaba los 300 metros de altitud y algo más de 400 metros de lado. Según información recogida de algunos de sus acompañantes nativos, esta construcción tenía más de 5.000 años.

Poco después Segalen, otro explorador alemán, alcanzó en 1.913 la que al parecer fue la Pirámide del Emperador Shi Huang-ti, el mítico Emperador Amarillo. En su diario anotó que la pirámide alcanzaba los 48 metros de altura y cada uno de sus lados tenía 350 metros. Del mismo modo constató la presencia de otras muchas pirámides más, algunas de enorme tamaño y de una antigüedad imposible de calcular.

En 1994 el investigador alemán Hartwig Hausdorf logró fotografiar y filmar varias de estas construcciones en las proximidades de Xi'an, en una auténtica operación de audacia, pues todo el área que recorrió H. Hausdorf estaba restringida no sólo a extranjeros como él, sino incluso a los propios habitantes de los alrededores. Gracias a su valentía y coraje hoy podemos disponer del documento gráfico más importante de todos los tiempos sobre la existencia de construcciones piramidales en China.

A pesar de toda negativa del gobierno chino a que se investigue la presencia de estas pirámides, existe suficiente documentación histórica que conduce a la posibilidad de que algunas de estas construcciones fuesen realizadas durante el siglo III a.C. y más concretamente durante el periodo de reinado de Shi Huang-Ti de la Dinastía Qin (259-210 a.C.). De este personaje de leyenda, apodado el Emperador Amarillo, se ha escrito todo tipo de historias y fantasías. Pero lo que sí es cierto es que durante su gobierno, iniciado a la temprana edad de 13 años, fueron realizadas las mayores y más importantes construcciones de la historia de China. A él le debemos la edificación de la Gran Muralla China o el Ejército de Terracota desenterrado en su mausoleo, compuesto por 8.000 estatuas humanas, cada una con sus rasgos propios y docenas de caballos y carros descubiertos en 1.974. Pero tal vez una de sus más espectaculares obras fue la que describe el historiador chino Sseuma Ts'ien (135-85 a.C.). En ella empleó a 700.000 trabajadores en la construcción bajo una gran pirámide en el Monte Lishan de su tumba, cerca del mausoleo donde fue descubierto el Ejército de Terracota. Bajo la pirámide, cientos de metros de galerías y pasillos repletos de los más increíbles tesoros rodeaban la cámara funeraria del emperador. Ordenó posteriormente recubrir toda la construcción de tierra y colocar plantas sobre ella para poder camuflarla como una elevación natural del terreno. Según Sseuma Ts'ien la pirámide alcanzaba los 48 metros (los mismos que Segalen dejó anotados en su diario en 1.913). Una vez finalizada la construcción todos los artesanos y trabajadores que participaron en la edificación de esta grandiosa obra, fueron asesinados a pie de obra para que se borrase la memoria de la última morada del Emperador Amarillo.

Hoy en día, de los más de 56 kilómetros cuadrados de los que se supone que contaba todo el complejo funerario del emperador, sólo una pequeña parte ha sido descubierta. Corresponde a las tres cámaras donde fue encontrado el Ejército de Terracota que el emperador mandó enterrar junto con el resto de edificaciones anexas. Un descubrimiento realizado por casualidad cuando un grupo de agricultores efectuaba un pozo para extraer agua durante un periódo de sequía.

En fin, una prueba irrefutable más, de que hubo una o varias civilizaciones más avanzadas tecnológicamente en el pasado conectadas entre si. Una prueba de tantas, a las que los historiadores ortodoxos (eruditos de mentes obtusas o más bien temerosas) hacen oídos sordos; a mi parecer, por no ser humildes y reconocer que hay registros, edificaciones y pruebas en la historia, a las cuales el conocimiento actual no sabe dar respuesta con fundamento y simplemente se omiten.

Fuente: Anotherhistory


Gigantescas formaciones rocosas sumergidas al norte de Cuba reavivan el viejo debate sobre el origen del hombre americano.

Fuente: Texto y Fotos Lic. Julia Calzadilla Núñez [1] . Cuba

En la página web de la Fundación "Parque Arqueológico: Pirámide Bosnia del Sol " nos encontramos con que el día 13 de julio de 2007 se publicó una noticia según la cual tras una investigación mediante sonar del fondo marino del área cercana a Cuba, a una gran profundidad, podrían haberse encontrado construcciones piramidales. Estas son (supuestamente) las imágenes tridimensionales de las mediciones de sonar:

El hallazgo de enormes formaciones rocosas en los mares que bañan la península de Guanahacabibes constituye en verdad una sorpresa inesperada y apasionante para la arqueología submarina. Las expectativas a nivel internacional no decaen. Arqueólogos, geólogos, antropólogos, historiadores, filólogos, científicos estudiosos de culturas antiguas en sus diversas manifestaciones, así como el público en general, esperan los resultados de las investigaciones iniciadas en el año 2000 y continuadas actualmente, ahora con medios más avanzados de todo tipo. La insoslayable pregunta es si se está o no en presencia de estructuras megalíticas construidas hace miles de años por la mano del hombre o si, por el contrario, se trata solo de enormes formaciones naturales de piedra o de alguna otra formación geológica.

Citemos algunos datos: el descubrimiento realizado en el año 2000 por la empresa canadiense Advanced Digital Communications (ADC), que conjuntamente con especialistas del gobierno cubano lleva a cabo una labor exploratoria en busca de restos de naufragios ocurridos en estas aguas en siglos pasados, se produjo de manera accidental mientras el equipo encabezado por la ingeniera marítima ruso-canadiense Paulina Zelitsky cumplía esta tarea en las aguas del occidente de la isla de Cuba. Estas gigantescas formaciones rocosas, posiblemente de granito, a las que Zelitsky atribuye una antigüedad de unos 6000 años antes de nuestra era y, por el momento, considera como de posible obra humana, en espera de ulteriores evidencias probatorias, están situadas a una profundidad de 2100 pies (650 metros). A primera vista, parecen tener una determinada organización que incluiría formas piramidales, según declaraciones del Dr. Gabino de la Rosa, especialista del Centro de Antropología Nacional de Cuba.

No obstante, a pesar de que al año siguiente, en 2001, se prosiguió la labor de exploración con la ayuda de un robot submarino, las fuertes corrientes marinas y la poca visibilidad impidieron la toma de evidencias capaces de permitir demostrar una u otra hipótesis. En el 2002, el equipo regresó de nuevo a la zona, y con sistemas de iluminación y técnicas más potentes, prosigue sus investigaciones.

No asombra, pues, que semejante hallazgo haya dado pie a numerosas especulaciones que el propio equipo que participa en esta interesante misión de arqueología submarina ha evitado alimentar sin contar aún con bases sólidas que permitan emitir un fundamentado juicio científico.

La importancia de la arqueología, en este caso submarina y prehistórica, es indiscutible. La arqueología, en general, recupera los artefactos creados por el hombre y, a partir de ellos, tras analizarlos y clasificarlos, pasa al nivel de la  "industria" , de ésta pasa al conjunto  y  "cuando el arqueólogo describe varios conjuntos similares, en sitios diferentes, se refiere a ellos como hablando de una cultura". En resumen, que el correcto análisis y clasificación de los artefactos representa el punto de partida idóneo para llegar a establecer las relaciones sociales de una cultura antigua determinada, ya sea prehistórica o histórica.

En el hecho que nos ocupa, por el polémico debate suscitado hace años en torno al origen del hombre americano, la arqueología, en todas sus ramas, tiene ante sí un reto que ha asumido con optimismo: reconocer y dictaminar si las estructuras megalíticas halladas son de hecho artefactos o meras formaciones naturales. En el primer caso, afirmar si los trazados que cubren las piedras son de hecho inscripciones; si lo fuesen, a qué clase de escritura pertenecen, y si son caminos y pirámides el resto de las estructuras que no han podido observarse con la nitidez requerida. Todo ello serían descubrimientos de incalculable valor en la determinación de la génesis del llamado amerindio y de los contactos interoceánicos efectuados en la más remota Antigüedad. En tal sentido, las palabras de Sir Charles Lyell  6 resultan alentadoras:

". es probable que una gran cantidad de monumentos producidos por la habilidad y la industria del hombre en el curso de las edades sea obtenida conjuntamente del lecho del océano; dicha cantidad será todavía mayor de la que exista en un momento dado en la superficie de los continentes".

Y los autores F. Hole y Robert F. Heizer añaden al respecto:

"Si se quiere conocer un recuento ya bastante viejo de las tradiciones, algunas de ellas probablemente estén basadas en hechos ciertos acerca de establecimientos humanos en lugares que hoy están bajo la superficie de lagos o del propio océano, véase el informe que preparó Lord Bishop of Saint David (1859)"

Interesante dato, teniendo en cuenta que dicho informe podría incluir continentes legendarios y no solo la Atlántida, sino también Mu (Lemuria), supuestamente desaparecidos bajo las aguas a causa de algún devastador cataclismo.

Ahora bien, como estudiosa desde hace más de cuatro décadas de la cultura del Antiguo Egipto y de las culturas antiguas en general, entre ellas las denominadas "precolombinas" de Mesoamérica y Perú, he tomado nota de diferentes informaciones que, en mi criterio, sería de interés desarrollar en el trabajo investigativo de mesa necesario para arrojar más luz sobre este tema que ha captado la atención de la comunidad científica y del hombre común a escala internacional, quienes esperan en un futuro relativamente cercano una respuesta conclusiva. En los apuntes que siguen, no he desdeñado, por supuesto, las fuentes esotéricas consultadas por mí de larga data, aclarando que "esotérico" significa "lo oculto, lo velado en aras de preservar su pureza" y de ningún modo, "lo falso, lo resultante de la superchería" con lo cual, desafortunadamente, personas desconocedoras del verdadero significado de este término han establecido una incorrecta sinonimia. Por todo ello, afirmo categóricamente que, sin conocer y decodificar el simbolismo esotérico de las fuentes antiguas, el hombre de hoy, el hombre moderno, jamás podrá entender la esencia de aquellas viejas y por lo general, sabias manifestaciones culturales.


[1] La autora es Lic. en Historia del Arte, escritora, traductora y egiptóloga

 

 

 

 


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