Acaba de fundarse en Burkina Faso una asociación internacional para la promoción de las medicinas ancestrales y alternativas y un servidor es testigo de su reciente andadura. A los lectores de Néctar os ofrece las primicias informativas.
Ello fue posible por la conjunción de dos modestas personalidades con las que comulgo fraternalmente.
Una de ellas se llama Kamanga Theophile Ouedraogo. Nada más que su nombre es ya una divisa. Kamanga: «campo de maíz», Teófilo: «amante de Dios» y Ouedraogo: «caballo entero». Que cada cual lo interprete como quiera.
Es un chico de 33 años, tan idealista que ni siquiera piensa en casarse y como a esa edad es cuando uno cumple lo mejor de su vida, él funda con Dibloni Kokar Traditerapeutas Sin Fronteras (T.S.F).
De talla normal, esbelto e inteligente, trabajó con su tío en Costa de Marfil hasta que, asesinado por razones políticas, regresó a su patria, Burkina Faso.
Nació en un pueblo cerca de Kudugu. Su padre, polígamo, le dio 23 hermanos. Mientras mi pasada estancia en Burkina (julio de 1999), Kamanga me llevó a visitar a su padre, que aunque no es jefe tiene mucha autoridad y es detentor de unos ritos sagrados para implorar la bendición y protección del Moro Naaba o Emperador de los Mosis, étnia mayoritaria de la meseta burkinabesa.
Esta bendición o «barka» la deben tener todos sus hijos varones, pero especialmente Kamanga, por quien siente una predilección particular.
He conocido de cerca a Teófilo y he quedado sorprendido de su inteligencia, sencillez y capacidad de trabajo. Él nos ayudó eficazmente para que nuestra cooperativa Phytopsalus obtuviera el estatuto de ONG.
No es común que un chico de su edad, viviendo solo, pero con una actividad social intensa, pueda desarrollar un trabajo creativo de tanta envergadura. Mi parecer (y no soy el único en pensar así) es que parece asistido por alguna fuerza superior.
El segundo personaje es Dibloni Kokar, traditerapeuta de 45 años, que ni siquiera tuvo la suerte de ir a la escuela, pero que ha aprendido francés y habla varias lenguas locales.
Vive en Kotinawa, un pueblo cerca de Gaua, al suroeste del país. Ya de pequeño era singular y le ocurrían cosas inexplicables. Pronto comprendieron sus padres que había sido investido de una fuerza especial que le impulsaba a curar, lo que no ha cesado de hacer desde los 19 años.
Así como en las vidas de nuestros santos leíamos que tenían un trato especial con los ángeles o espíritus, quienes les protegían y les revelaban «misterios», así Kokar debe ser asistido por los espíritus de sus antepasados.
Dibloni no parece ser «de pueblo»: viste bien y es agraciado. Como todo africano es pausado, deferente, respetuoso de las ideas ajenas. Como ser especial es penetrante, tenaz, paciente, seguro de sí mismo.
Nos vimos la primera vez el 26 de junio pasado en la primera asamblea general de T.S.F. y desde entonces nuestra compenetración ha sido total.
De estos dos «genios» ha nacido T.S.F. Antes de fundarla sabían que iba a triunfar. Se conocieron en 1995 ya que Kamanga, en tanto que fundador de ABECED, recorría todo el país y estaba en contacto con todos los buenos terapeutas.
Un servidor, con Phytosalus, hemos ayudado todo lo posible para que viera la luz. Les hemos prestado nuestra sede social y nuestra ayuda económica.
Kamanga ya tenía experiencia en asociaciones puesto que ha fundado ABECED, que se ocupa de la farmacopea, ecología y artesanía, ha estado al origen de Renapharm, red nacional de farmacopea y de Assimenat, otra asociación similar de ámbito internacional. Ahora es T.S.F. que es más importante que todas las demás.
Nuestra asociación Phytosalus ha estado implicada en T.S.F. desde
el comienzo, ya que pertenecíamos a todas las entidades creadas
por Kamanga. Yo le animé en esta nueva fundación y me ofrecí
a colaborar en la medida de nuestras posibilidades. Quisieron que perteneciera
al comité director con otros once miembros. Soy secretario encargado
de la valorización y de la promoción de la farmacopea-medicina
tradicionales.
Aprovechando mi estancia en Burkina Faso se organizó la primera Asamblea General Extraordinaria en Uagadugu, el 26 de junio de 1999.
Su dinámico Secretario Ejecutivo, en presencia de Presidente, Sr. Dibloni Kokar y de los asistentes, dirigió los debates.
Entre los distintos temas abordados retengo los siguientes:
La misión de T.S.F. es dedicarse a valorizar y promover las farmacopeas-medicinas
tradicionales y alternativas, en beneficio de la sociedad.
La red se propone laborar en favor del desarrollo de la salud.
Es de alegrarse que una institución de esta categoría nazca en África Negra, en un país pobre, fundado por dos africanos ciertamente inspirados pero sin niveles superiores de «cultura occidental» aunque, eso sí, conocedores del alma africana y de las ocultas riquezas que encierra.
Ellos son conscientes de lo que África podría ofrecer al resto del mundo, esencialmente en farmacopea y medicina ancestrales y están dispuestos a «abrirse» a los hermanos blancos que quisieran colaborar en la construcción de un mundo más fraterno, con más salud.
Por de pronto la red está carente de los más elementales medios de funcionamiento y unas cuotas, que parecen elevadas, son necesarias para el lanzamiento. Se espera obtener ayudas especiales para sus numerosos y costosos proyectos.
Se me ocurre que el método más sencillo para empezar a conocerse y poder colaborar es visitarse. De ahí que queremos en diciembre-enero organizar una gira que seguro será por demás atractiva.
Traditerapeutas sin fronteras.
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Cómo hacerse miembro.
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