Cazadores de sectas: UNADFI

Oficialmente, la U.N.A.D.F.I. (Union Nationale des Associations de Défense des Familles et de l'Individu) tiene como misión la lucha contra las sectas. Este combate es legítimo a partir del momento en que se dirige contra verdaderas sectas, en el sentido que debe dársele a esta palabra, es decir, en el sentido de organizaciones que atentan contra la integridad y el equilibrio físico, mental y psicológico de sus adeptos. Evidentemente, tales sectas existen, lo que justifica que se las combata.

Pero al contrario de las Informaciones Generales, en la liga de Derechos del Hombre, incluso en el Centro Contra las Manipulaciones Mentales, la  U.N.A.D.F.I. no parece ni independiente ni objetiva en sus juicios. Como se podría creer por ciertos documentos que emite, esta Asociación consideraría a priori que toda organización cuya enseñanza no es conforme con la fe católica sería una secta..

Ha llegado pues el momento de mostrar la otra cara de la  U.N.A.D.F.I., a fin que los fantasmas de la Inquisición no vengan a acosar el siglo 21 y a predicar la restauración de un pensamiento religioso único, lo que constituiría de por sí un atentado a la libertad de conciencia y de creencia.

La verdadera cara de la  U.N.A.D.F.I.

Informaciones extraídas y traducidas de los libros "Sectes, religions et libertés publiques" de Christian Paturel, Edición La Pensée Universelle, 1996 y  "Les radis de la colère", de Jean-Pierre Joseph, Louise Courteau Editrice

La U.N.A.D.F.I. (Association de Défense de la Famille et de l'Individu) nace en Rennes (Francia) en 1974, a iniciativa del Dr. Champollion y del psiquiatra André Badiche.  Como la mayoría de movimientos « anti-sectas » europeos, la U.N.A.D.F.I. es una emanación del A.F.F. (American Family Fondation), y figura además frecuentemente en "The Advisor", una publicación de la A.F.F. La U.N.A.D.F.I. declara inmediatamente su adhesión a las teorías pseudo-científicas de los psiquiatras americanos marginales de la A.F.F.: John Clark, Margaret Singer y Louis West, con objetivo de normalizar la sociedad, que estaría en peligro causa de movimientos sectarios o de nuevas religiones.

En el seno de esta estructura internacional, los psiquíatras ocupan un lugar de primera fila. Son especialistas en el control del mental humano (hipnosis, electroshocks, inyección de drogas), en las técnicas de manipulación de masas, en la “desprogramación” que, mediante prácticas diversas y violentas, apunta a restablecer la “salud mental” de los individuos implicados.   

Entre estos psiquiatras: 

       Ted Patrick: anteriormente psicólogo del ejército americano, que ha adoptado los brutales métodos de “desprogramación” para reinsertar en el buen camino a los miembros de “sectas” (rapto, secuestro, violencia…)

       Dr. John Clark : Especialista en control mental y antiguo ayudante del Dr. Lindemann de la C.I.A. Fue sancionado por el Consejo del Colegio de Médicos de Massachussets por haber internado a una persona a causa de sus creencias religiosas. En 1983 propuso un plan que tenía como objetivo hacer desaparecer las “nuevas religiones”. Clark denuncia las barreras jurídicas de las sociedades democráticas y liberales que se levantan para contrariar sus concepciones personales. Sus trabajos a menudo son citados en las publicaciones de la A.D.F.I.

       Margaret Singer : fue psicóloga miliar y tuvo problemas con la justicia americana, que consideró que sus informes de psiquiatría eran “juicios de valores disfrazados bajo la opinión de un experto”.

       Dr. Louis West : Elogiaba la esterilización de los negros  e hispanoamericanos para luchar contra la criminalidad. A menudo es citado en las publicaciones de la A.D.F.I. (véase sus Bulles)

       Dr. Robert Lifton: Encarnizado defensor de la « desprogramación”, es autor de una obra equívoca sobre las prácticas de los médicos nazis en los campos de concentración.

La U.N.A.D.F.I.  es la correa de transmisión que transporta la ideología totalitaria de los psiquiatras americanos marginales. Preconiza y utiliza los métodos de “desprogramación” del Dr. Clark, similares a los empleados por los soviéticos en la edad dorada del comunismo para “cuidar” a sus “disidentes”, y no duda en emplear los medios que denuncia en las sectas: desinformación, multiplicación de mensajes repetitivos, explotación  máxima de sucesos dramáticos (Guyana, Waco, el Templo Solar…)

La U.N.A.D.F.I. está financiada en Francia por subvenciones del Ministerio de Juventud y Deportes (250.000 francos), el Ministerio de Sanidad (200.000 francos) y por numerosas comunas y departamentos franceses. Un tal apoyo es una herejía republicana cuando otros países, por ejemplo Alemania, rechazan que una asociación  de esta clase sea financiada por el estado.

Para el militante de base de la U.N.A.D.F.I. es necesario justificar las subvenciones recibidas identificando un máximo de sectas. Para el que subvenciona, parece que el objetivo sea más sutil. Progresivamente, en el inconsciente colectivo, se abre paso la idea según la cual si existe una asociación (sin “fines de lucro”) que dé caza a las “sectas”, es porque existen sectas y representan un peligro real. El ciudadano no tiene pues en absoluto la impresión de ser manipulado, ya que tampoco el militante de base tiene esa impresión. Todavía más, el militante de base cree hacer una obra humanitaria y no es en absoluto consciente de los enormes entresijos financieros que han llevado al gobierno a promocionar su asociación. El fundamento pseudo-científico de la U.N.A.D.F.I.  no está en conocimiento de sus miembros, en su mayoría sinceros. Se les hace un discurso. Gracias a un astuto maquillaje, el mensaje se convierte en creíble, atractivo y embebido de altruismo. Tras esta vitrina se esconde en realidad una ideología de exclusión y odio.

La sede de la U.N.A.D.F.I. es muy frecuentada por el clero, el Abad Trouslad, que representa al Vaticano, y también por Monseñor Vernette, el abad Yvon Lemoine y el obispo de Tours… En su origen, la U.N.A.D.F.I. se beneficiaba de locales cedidos gratuitamente por una parroquia católica.

La U.N.A.D.F.I. se ceba generalmente en grupos cuidadosamente seleccionados por su pequeñez y su pacifismo. Su objetivo es demostrar la nocividad y extrema peligrosidad de los nuevos movimientos religiosos, a fin de reconducir a los corderos perdidos al corral vacío de la iglesia. De hecho, esta asociación entra en el plan de reevangelización de la iglesia. Se libra una verdadera cruzada. A través suyo, es posible que toda persona que se pretenda víctima de una secta pueda percibir una indemnización que le permita reinsertarse en la sociedad. Es pues muy posible que los individuos que vienen a quejarse en los platós televisivos de las “manipulaciones” que han sufrido, sean los mismos que acaban de cobrar las subvenciones. Y si éste fuera el caso, nos encontraríamos con  la hipótesis única y excepcional del testigo que ha “pasado por caja” antes de atestiguar…

La U.N.A.D.F.I. intenta regularmente imponer sus tesis a las autoridades públicas, a los medios informativos…e interviene de manera desacostumbrada en los servicios públicos (el más frecuente, la educación nacional) para señalar que tal persona forma parte de una “secta”. Interviene en la justicia dirigiendo cartas a los magistrados, en nombre de la defensa de los individuos.  Tiene accesos a los Ministerios. Y es, además, miembro de numerosos organismos, entre ellos, la Comisión Consultora Nacional de los Derechos del Hombre (ligada al Primer Ministro francés). La U.N.A.D.F.I. sugiere incluso, en nombre de la defensa de la familia, que a los niños de padres que están en una “secta” se los ingrese directamente en la DASS. Así es como, tras varios años, ha cumplido su papel: la opinión pública piensa ahora que en Francia existen numerosas sectas, y sobre todo, que estas sectas son peligrosas.

Sectas y vigilancia de la población

El 1 de diciembre de 1998, la Sra. Élisabeth Gigou, Ministra de Gracia y Justicia (Garde des Sceaux) presenta una circular a los magistrados y jueces franceses indicando la acción de la nueva misión interministerial sobre sectas, al tiempo que lamentaba la falta de quejas. No había suficientes denuncias que permitieran desencadenar las persecuciones. Para paliar esta carencia de asuntos, la Ministra de Justicia encargó a los jueces que trabajaran en estrecha colaboración con la U.N.A.D.F.I. y con el CCMM (Centro Contra las Manipulaciones Mentales)  supuestamente para reunir testigos de cargo. Las asociaciones cazadoras de sectas están pues oficialmente comisionadas para registras las quejas y denuncias a través de sus numerosas antenas por toda Francia.

La U.N.A.D.F.I. no esperó sin embargo la luz verde oficial, ya que hace ya años que difunde una lista de criterios precisos que permiten saber si una persona de nuestro alrededor pertenece a una asociación, grupo, sociedad o club cualquiera. La lista de síntomas definido por la A.D.F.I. cubre la mayoría de comportamientos no-conformistas y privados:

¡SE ES SOSPECHOSO! 

Estos criterios están en un folleto disponible en los organismos públicos. Se aconseja avisar a la U.N.A.D.F.I. si alguien cercano a nosotros presenta alguno de estos “síntomas”, o un rasgo no-conformista similar. Cuando se ha establecido el “diagnóstico”, la U.N.A.D.F.I. recomienda vigilar discretamente a los amigos y parientes de la persona sospechosa. Anotar sus números de teléfono y direcciones, y llevar un diario de sus hechos y movimientos.

El CCMM (Centro Contra las Manipulaciones Mentales) ha redactado el catálogo de prácticas que pueden caer bajo calificación de delito de secta. La mayoría son métodos terapéuticos no convencionales como la naturopatía, el ayuno, la sofrología, la meditación y las técnicas surgidas de la “Nueva Era”. El Dr. Abgral, experto de la misión interministerial contra las sectas, añade la homeopatía.

La U.N.A.D.F.I.  ha identificado también los terrenos peligrosos, como los cursos de yoga, la terapia parental, las conferencias sobre ovnis y los temas esotéricos… y también, los comercios sensibles como librerías espiritualistas, los restaurantes vegetarianos y los circuitos de productos biológicos.


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