¿A cuántas víctimas tienen derecho los partidarios de la vacunación?.
Pierre Dhombre.

Se acaba de pasar una página en la historia de la vacunación contra la hepatitis B. El Secretario de Estado de Salud, Dominique Gillot, ha confirmado la decisión de Bernard Kouchner proclamada en octubre de 1998: ya no se vacunará a los adolescentes en los colegios. En cuanto a las confesiones sobre los efectos secundarios de la vacunación, las están dando destiladas... a dosis homeopáticas. Sin la información que hemos venido publicando desde hace 5 años, sin la creación del REVAHB (Asociación de Defensa de la Víctimas) que hemos creado, sin la determinación y la integridad de unos pocos colegas de los grandes medios de comunicación, se continuaría vacunando y ocultando los efectos secundarios. He ahí el escándalo. ¿El Secretario de Estado de Salud defiende a los pacientes o sirve a los intereses de los fabricantes de vacunas?. Nuestros espíritus deben estar anestesiados si no somos capaces de reaccionar ante las conclusiones de las encuestas de la AFSSAPS. Se atreven a escribir: «Los resultados permiten excluir un «riesgo elevado» de esclerosis en placas o de afecciones autoinmunes asociados a la vacunación contra la hepatitis B». ¿Que es «un riesgo elevado»?, ¿Esperaban centenares o millares de víctimas?, ¿Qué significa, desde el punto de vista humano, para la víctima formar parte del «escaso» riesgo?. Se encontraba bien antes de vacunarse y ahora está en una silla de ruedas, o ha perdido su empleo, o no puede llevar una vida normal. A los adolescentes se les ha hecho creer que la vacunación era casi obligatoria, los médicos fueron a la escuela, se distribuyeron los panfletos más alarmistas, nunca se les habló de efectos secundarios posibles... y la vida de algunos de ellos se ha estropeado para siempre.

Los partidarios de la vacunación, ¿A cuántas víctimas tienen derecho?. En un informe se dice varias veces que hay una subnotificación de los casos, es decir, que no se notifican todos. Para decirlo más claramente, las estadísticas oficiales son falsas. Pero las formas de paliar esta subnotificación son simples. En primer lugar, sería preciso que los médicos fueran informados de forma independiente, pero resulta que son los laboratorios los que se ocupan de ello. Es evidente que no van a hablar de los riesgos. En muchos casos, los niegan descaradamente. Además, es preciso que los pacientes tengan conocimiento de los efectos secundarios, que son ocultados por los médicos. Por último, sería necesario que todos los casos registrados existentes sean tenidos en cuenta. En la REVAHB se afirma que no es el caso. Al contrario, hay un bloqueo voluntario de los casos. He aquí la carta que envió un médico reanimador de una gran ciudad del sur del Estado francés: «Estoy afectado de una enfermedad autoinmune tras la vacunación contra la hepatitis B. Desde hace 5 años vivo un largo calvario... Señalé mi problema a la agencia del medicamento, pero en dos años no se han dignado a responderme». Así es como tratan incluso a los médicos. Frente a estas gravísimas faltas nos proponemos actuar y defender vuestros intereses, es decir, vuestra salud. En nuestro próximo número exigiremos que nos sea dada la información sobre los efectos secundarios de las vacunas y que estos efectos sean notificados a la farmacovigilancia. No nos engañemos, estas primeras confesiones oficiales preparan otra más completa. El profesor Bernard Bégaud habló sobre las insuficiencias del estudio y sobre las decisiones que «han sido tomadas sobre bases epidemiológicas bastante poco firmes... Nos faltaban muchos elementos, no solamente sobre los riesgos eventuales, sino también sobre los beneficios. El error ha sido no haber enmarcado esta decisión». Sobre los laboratorios afirma: «Han hecho siempre la promoción de sus productos... algunos argumentos esgrimidos eran inexactos» (entrevista a «Liberación» del 10 de marzo de 2000). He aquí algo que se parece mucho a una acusación, y hay que tener en cuenta que el profesor Bernard Bégaud no es un advenedizo, es vicepresidente de la Farmacovigilancia, que depende de la Secretaría de Estado de la Salud.

Quedan las víctimas. Se las abandona en su sufrimiento. No se habla del tema, se las ignora. El Ministerio hace como si no existieran, ni la más mínima palabra de compasión, de pesar... Se las deja sin recursos, sin empleo: cientos, miles de personas tal vez.

Para confirmar o no estos resultados se nos prometen encuestas complementarias. Las esperamos con gran impaciencia en el nombre de todas la víctimas. Ha llegado el momento de que la política de salud pública esté realmente al servicio de los pacientes y no al de los intereses particulares.

Fuente:
Editorial de Pierre Dhombre.
Alternative Santé,
L’impatient número 266, abril 2000.

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Artículo publicado en el número 60 de la revista «Medicina Holística». Edita: Asociación de Medicinas Complementarias (A.M.C.).


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