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Un camino hacia el autogobierno del pueblo



VENEZUELA, UN CAMINO HACIA EL AUTOGOBIERNO DEL PUEBLO

El espíritu revolucionario de la república bolivariana de Venezuela, con su emblemático líder Hugo Chávez Frías, ha provocado el miedo de los amos del mundo y sus oligarquías que, mediante sus aparatos de propaganda mediáticos, y a través de leales recursos humanos en el seno de la izquierda, han procurado por todos los medios esconder al resto del mundo lo que de verdad ha sucedido en Venezuela durante estos 14 años de revolución.

Para ello han contado con la colaboración de los partidos políticos y organizaciones no gubernamentales, dependientes del Estado oligárquico de todos los países que ya forman parte del imperio mundial que tiene como meta instaurar un Gobierno Mundial, único y totalitario.

Pero otro factor que está contribuyendo para que no se conozca la realidad de Venezuela es la propia capacidad de discernimiento de la gente en general. La educación, la universidad y estos medios de comunicación aludidos, en el transcurso de los años, han hecho mella, no sólo en la capacidad de discernimiento, sino también en la propia calidad humana de la gente.

Uno de los obstáculos mas eficaces para impedir que el pueblo realice una revolución, mediante el autogobierno, como única forma de democracia verdadera, es la intervención de buena parte de los intelectuales de izquierda, descalificando o desvirtuando, con todo su arte, cualquier avance revolucionario del pueblo allí donde se produzca.

Utilizan un lenguaje intencionadamente difícil de seguir, en ocasiones imposible, dando una imagen de superioridad intelectual. El efecto obtenido es similar al de los expertos en las distintas ramas del saber. También el lenguaje propio utilizado por abogados, arquitectos o médicos, impide su fácil comprensión por personas ajenas a su gremio. Induciendo a sus lectores una sensación de ignorancia y al mismo tiempo de dependencia, terminando por delegar en ellos cuestiones importantes de sus propias vidas.

Tal es la importancia del lenguaje, haciendo tanto posible la comunicación como dificultándola o impidiéndola. Y este es precisamente uno de los problemas que se convierten en obstáculo para que un pueblo protagonice una revolución, o para que pueda simplemente conocer la realizada por otros.

En cambio los verdaderos revolucionarios utilizan el lenguaje para comunicarse, transmitir sus objetivos, sus avances y lo que queda por hacer. Su objetivo no es confundir ni desviar la atención. Y nunca colaboran en ocultar una realidad que puede servir de ayuda en otros lugares del planeta.

La oligarquía se sirve de los intelectuales de izquierda para tal fin. Del mismo modo que se sirve de organizaciones, ONGs y partidos políticos de la izquierda. Su objetivo es obstaculizar e impedir la emancipación de los pueblos. Conocemos globalmente los planes de la élite: la esclavización de los pueblos y su control total, sin disidencias de ninguna clase y bajo un único Gobierno Mundial.

Los que trabajamos por un mundo donde los pueblos convivan en democracia y en paz, autogobernados y solidarios, debemos permanecer atentos en no caer en las trampas que la élite nos tiende. Y para ello necesitamos:

  • Mantener una mente muy abierta evitando descartar nada por culpa de nuestras propias creencias.

  • Nunca prejuzgar la información por su fuente, enfocarnos en su contenido y, sobretodo y más importante, en el resultado que dicho contenido causa. Ese resultado estará directamente ligado a la intención de la fuente.

  • Potenciar la capacidad de escuchar, ser capaz de ver las cosas como el que las está contando.

  • Adquirir el hábito del discernimiento. Comparar, buscar coincidencias y diferencias. Evaluar.

  • Muy importante: conocer a las personas. Aprender a ver el alma de las mismas. Sólo así podremos discernir entre informaciones dispares teniendo en cuenta la fuente que más confianza nos merezca, pero sólo teniéndola en cuenta.

  • Aprender a hacer uso de la intuición.

Todo esto nos ayudará a meter menos la pata y a ser más eficaces con nuestros propios objetivos e ideas sin que, a pesar de todo, esté garantizado el éxito.

Antes de continuar debemos tratar un concepto básico, el concepto de Estado. Observamos que el concepto de Estado está erróneamente asociado al de la oligarquía. Pero, ¿es el Estado por definición un instrumento propiedad de la oligarquía?

Según la idea que cada uno pueda tener sobre el Estado, cualquier debate relacionado puede convertirse en un verdadero “diálogo de besugos”. Tan necesario es pues comunicarnos en el mismo idioma como empezar definiendo y reflexionando sobre qué es el Estado.

El diccionario de la Real Academia Española lo define como "Conjunto de los órganos de gobierno de un país soberano". Ignacio Molina lo explica así: "…se trata de la formalización de una determinada autoridad pública permanente, con poder sobre el territorio que gobierna y los individuos que en él residen".

Según las definiciones que vamos encontrando sobre el Estado observamos que, para que podamos hablar de un Estado, tienen que coexistir estas tres cosas:

  1. Un pueblo. Habitantes o ciudadanos. Si no hay gente no hay Estado.

  2. Un territorio o país en el que vive su gente.

  3. El conjunto de órganos de gobierno del país soberano, con sus instituciones y consiguientes recursos humanos y materiales.

En relación al tercer punto, hay que señalar que se define el conjunto de órganos de gobierno de un país soberano sin especificar quién ejerce la soberanía del país. Este subrayado es de capital importancia para seguir hablando en el mismo idioma.

Esta soberanía tanto puede ser ejercida por un dictador militar, como por un Rey, como por una dictadura parlamentaria (engañosamente autodenominadas como democracias), como por un pueblo autogobernado asamblearia y democráticamente. En este último caso el Estado sería un instrumento del “poder popular” y pertenecería al pueblo.

Eliminando la tercera condición ya no tenemos Estado. Lo que nos queda es un pueblo (la gente) y un territorio. Pero, en el preciso momento en que esta gente empieza a socializarse, a organizarse para vivir autogobernándose, ya tenemos de nuevo el Estado en marcha. Por tanto podemos afirmar que el Estado es algo inherente a la sociedad, exceptuando las pequeñas sociedades tribales autosuficientes que ancestralmente han existido. En esas tribus indígenas sólo existía el territorio y sus habitantes, por tanto no había Estado. Pero actualmente, lo que ocurre con estas tribus es que se encuentran dentro de un territorio, el cual forma parte de un Estado del que se les ha obligado a depender.

La imagen de que el Estado es sólo un conjunto de instituciones y leyes malévolas para controlar y oprimir al pueblo es, según el idioma que estamos hablando, del todo errónea. Y es una de las razones por las que abunda tanta confusión e imposibilidad de entendimiento sobre temas relacionados con la idea del Estado.

Quienes mantengan esa imagen del Estado serán incapaces de reconocer que una revolución como la bolivariana esté fomentando órganos de poder popular y transformando un Estado que pertenecía a la oligarquía en un Estado del pueblo, donde el pueblo está aprendiendo a utilizar y dirigir estos instrumentos para empezar a auto-gobernarse, todavía parcialmente, pero que si este proceso revolucionario continúa, puede llegar a ser en pocos años una completa realidad de autogobierno del pueblo y para el pueblo.

Es bien cierto que no es nada usual en nuestra historia que un Estado se convierta en un instrumento del poder popular. Sólo podemos mencionar el caso de Libia, protagonizado por la inicial dictadura de Gaddafi, y Venezuela, protagonizado por la inicial dictadura parlamentaria de Chávez. Tanto en el caso de Libia (antes de la invasión y asesinato de Gaddafi) como en el de la Venezuela, nos encontramos con los dos regímenes del mundo de nuestra historia moderna que más se han parecido a una verdadera democracia.

Pero como Chávez decía, en estos procesos revolucionarios donde el pueblo recupera sus órganos e instituciones de autogobierno no existe una única receta a seguir. Cada país, cada pueblo, según sus particulares circunstancias culturales y políticas, necesita crear e inventarse su propia forma de llevarlo a término.

Es importante, sin embargo, examinar detenidamente cómo lo están haciendo aquellos que ya están obteniendo resultados, porque de su experiencia podemos incorporar aportaciones provechosas para nosotros. Pero para ello hay que tener una mente abierta y hacer el ejercicio de ver las cosas con los ojos de otros y, sobretodo, superar la barrera que representa el grandioso aparato de propaganda y desinformación de los medios de comunicación oligárquicos.

Imagínate que formas parte de una sociedad (un país, una nación) el gobierno de la cual, autocalificándose como demócrata, ha estado expoliándola y conduciéndola año tras año a una pobreza que, para los menos favorecidos, se ha convertido en miseria. El mundo rural está destruido, y los alimentos para la población tienen que importarse en un noventa por ciento. La minoría gobernante vive muy bien puesto que ha privatizado (vendido) las fuentes de recursos del país, y cobra sus porcentajes. Y la clase media-alta también vive bien. El resto es cada vez más pobre, no tiene acceso a la cultura ni a ningún medio para salir de la pobreza y, si protesta, es reprimida a muerte por las fuerzas policiales y militares.

Evidentemente la masas populares están descontentas. Los únicos que están de acuerdo con el orden de cosas son aquellos que se benefician de él: gobernantes, altos empresarios, sus funcionarios y empleados, y altos militares.

Y tú, tal como eres y con el conocimiento e ideas que tienes, sales elegido como presidente en unas elecciones. Suponiendo que seas alguien con una entereza moral incorruptible, una vez que te han tanteado y saben que no estás en venta, resulta que tienes en contra tuya a altos cargos militares, policiales, y al resto del gobierno en partidos tanto de derechas como de izquierdas, los funcionarios, que temen perder sus puestos, la banca y altos empresarios, y los medios de comunicación que les pertenecen, la mayoría de estudiantes universitarios (hijos de una burguesía que puede permitirse pagar estudios universitarios a sus hijos, porque las masas obreras y rurales no pueden)...

A tu lado sólo tienes a un puñado de personas con ideales y no corruptibles... de quienes crees que te puedes fiar y que te conocen. Para el resto eres un desconocido. Un enemigo para aquellos que estaban viviendo bien y que temen que con tus cambios van a perder sus privilegios. Un desconocido para el resto del pueblo que lo único que ha conocido es a dirigentes que sólo han procurado para sí mismos y sus camarillas.

Lo tienes todo por cambiar.

Pero... ¿Por dónde empezar?

¿Por encarcelar a los delincuentes de las ciudades, engordando las prisiones?

¿Por arreglar los agujeros de las carreteras?

Chávez empezó por redactar (junto con un puñado de idealistas incorruptibles) una nueva constitución que abarcase tanto como pudiera del cambio que pretendía llevar a término. A continuación impulsó la redacción de las leyes que, fieles a la constitución, fueran concretando estos cambios en cada una de las áreas del Estado. Y todo esto siendo un Quijote enfrentándose a los intereses de un personal muy influyente y poderoso.

Estos primeros años como presidente casi se los pasó estableciendo las bases legales sobre los que llevar a término los cambios. Poca cosa pudo realizar a nivel práctico aparte de ir afianzando estas bases. Pero esta aparente inactividad fue suficiente para dos cosas:

  1. Para que la oligarquía burguesa, que veía peligrar sus privilegios, decidiera sacárselo de encima mediante un golpe de Estado.

  2. Para que gran parte de las masas del pueblo más desfavorecidas hubiese captado que ese hombre era diferente a sus dirigentes predecesores, y que quizá valía la pena apostar por él. Y por esto realizaron una marcha para ir a liberarlo de donde lo tenían prisionero. Y los soldados lo escoltaron, como guardia de seguridad, liberándolo sano y salvo al pueblo que lo reclamaba.

Esto, junto con las sucesivas reelecciones ganadas, le permitieron seguir llevando a término el plan de cambio. Y en este plan de cambio las primeras etapas fueron...

  • Elevar el nivel de la población más empobrecida. No de la oligarquía, no de la burguesía o de las clases medias. Desde 1999 a 2009 la tasa de pobreza se reduce en más de la mitad, y la pobreza extrema se reduce en un 72%

  • Potenciar la ruralidad de forma que los alimentos no se importaran sino que se produjeran en el propio país.

  • Que la distribución de los alimentos se hiciera con el mínimo de intermediarios posible. Esta es una de las razones por lo que potenció la creación de las comunas, la economía local y las monedas locales. Porque de esta manera conseguiría obtener los alimentos considerados básicos a precios al alcance de los más pobres. En este aspecto una importante medida fue la implantación del bono de alimentación, o cesta tique, mediante la Ley de Alimentación para los Trabajadores.

  • Potenciar la colaboración, la sensación de unidad, de hacer las cosas en común para el bien común. A esto se apuntan las clases más desfavorecidas (después de todo, si no tienes nada, nada vas a perder) y los idealistas.

  • Recuperar la propiedad de la banca y de Petróleos de Venezuela, frenando de este modo el expolio del país por parte de las multinacionales de la oligarquía.

  • La creación de escuelas y universidades para extender la educación a todos quienes antes no tenían acceso a la misma. Desde 1999 a 2009 se incrementa en más del doble el número de personas que acceden a la educación superior.

  • Establecer las disposiciones legales necesarias para ampliar el acceso a la vivienda a todos sus habitantes.

  • Establecer las bases legales del Poder Popular:

  • Entre 2007 y 2010 el Estado venezolano destinó 1 millón de dólares anuales, por medio de la empresa Citgo, filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA), para apoyar el desarrollo de proyectos de ayuda sociales fuera de las fronteras de Venezuela, en la comunidad del Bronx, uno de los barrios más pobres de Nueva York (USA).

  • Y mucho más...

En cuanto al uso del “héroe de la Revolución Bolivariana: Simón Bolívar” es una idea genial. Mirando hacia atrás resulta que tienen un antepasado que luchó por la libertad... y se resguardan bajo él como si fuera un paraguas porque les da (al pueblo) una sensación de unidad social (o nacional), de dignidad, de que forman parte de algo grande. “Criollo” en su caso, indica que era descendiente de los “conquistadores” españoles. El primer Bolívar (su bisabuelo) era vasco. Era aristócrata y tenía esclavos porque así era la sociedad entonces. Pero es una figura que renunció a las prerrogativas del imperio que dominaba la mayor parte de centro y sudamérica (España) para que estos países sudamericanos fueran independientes y libres (según lo que en ese momento se podía entender por libertad) para regirse por sí mismos. Y Chávez ha utilizado la figura de Bolívar como símbolo unificador de sudamérica.

Venezuela no es todavía un país socialista donde haya culminado este proceso transformador que representa la revolución bolivariana. Pero es el mejor candidato. Y el motivo es que lo están haciendo.

Que el modelo Venezolano sea posible exportarlo calcado a España (o a otros países europeos), lo dudamos. Del mismo modo que el modelo de Libia no era transferible a nosotros.

Son modelos creados en culturas, tradiciones y circunstancias muy concretas. Y, a pesar de que el objetivo final sea el mismo, las formas de alcanzarlo han de adaptarse a cada lugar.

Pero que no sea exportable tal cual a nuestra sociedad, no quiere decir que sea inteligente no estudiarlo en profundidad par ver cómo han ido resolviendo los problemas, y examinar qué ideas son aprovechables.

Para empezar deberíamos estudiarnos la
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

Y a continuación las leyes mas importantes que evidencian el camino hacia el autogobierno del pueblo, buscando a la vez hacer imposible la corrupción de quienes ostentan cargos de responsabilidad en la administración pública:

El Proyecto Nacional Simón Bolívar se ha desarrollado ya en su primera fase:
Proyecto Nacional Simón Bolívar para el período 2007–2013 (en PDF)

Iniciándose este año 2013 la ejecución de la segunda fase:
Propuesta de Hugo Chávez para la Gestión Bolivariana Socialista 2013-2019 (PDF)

Todo aquel que pretenda hacer una crítica constructiva al proceso revolucionario bolivariano no puede hacerlo sin haberse leído ni mencionar la Constitución, y los consiguientes proyectos, leyes y decretos que conforman la ruta a seguir hacia el autogobierno del pueblo.

Tampoco es lícito hablar de las deficiencias sociales que todavía se pueden encontrar, recurriendo a las mentiras que la oposición divulga, entendiendo por oposición no sólo a los partidos que representan a la oligarquía, y que controlan los medios de comunicación más antiguos del país, sino también a la oposición de izquierdas. La tan cacareada delincuencia es, en su gran mayoría, financiada y sostenida por esa oposición que la esgrime como arma contra el gobierno de Chávez. Actuando de esta manera lo que tenemos es una complicidad y colaboración con unos intereses que lo último que son es revolucionarios. Y lo que se consigue es hacer llegar tal desinformación donde ellos no han podido hacerla llegar: a las personas que, cuestionando lo que ven cada día por la televisión, no cuestionan sin embargo ni a la izquierda ni a sus intelectuales, a los que consideran expertos en estas cuestiones.

Esta izquierda y estos intelectuales (incluidos algunos grupos anarquistas) están haciendo un tremendo daño, ya que están consiguiendo que los que están buscando una salida revolucionaria en España o en otros países, nunca se den la oportunidad de estudiar el camino que el pueblo de Venezuela ha recorrido junto con Chávez.

La gente que compartimos el mismo objetivo (el autogobierno del pueblo), ya seamos socialistas, comunistas, marxistas, leninistas, anarquistas, trotskistas, mendelianos, independientes o, incluso en asombrosos casos de gente del propio pueblo, ¡de derechas!, no tenemos necesariamente que compartir la forma de alcanzarlo, y no hay ninguna razón para intentar ponerles palos a las ruedas, ni es inteligente hacerlo. Porque cuando un pueblo alcanza su objetivo de autogobierno en un lugar del planeta, también está allanando el camino para los que vienen detrás.

Sabemos actualmente de tres corrientes diferentes que intentan seguir este camino:

  1. La corriente de quienes, en muchos países, quieren emprender una acción colectiva encaminada a preparar al pueblo para ir creando instituciones autónomas de autogobierno, paralelamente al poder oligárquico, a sus espaldas y sin utilizar sus estructuras de poder parlamentarias, con el objetivo de recuperar totalmente la soberanía a medio o largo plazo. Para ello es necesaria una fase previa en la que se recupere la calidad humana de las personas tan degradada por los regímenes totalitarios, y se las capacite para realizar el proyecto revolucionario. En este tipo de corriente se encuentra la denominada “revolución integral”. En ella no hay experiencias previas y está todo por hacer. Sus seguidores suelen ser anarquistas, pequeños grupos de izquierda o independientes. Hay quienes cometen el error de identificar al Estado como el enemigo. Es un camino difícil en el que en principio se rechaza la violencia y la lucha armada, aunque también haya quien no la descarte. Pero la opción guerrillera está bastante obsoleta y prevalecen las acciones pacíficas tipo Gandhi. Se trata de un proceso de construcción social fuera del capitalismo en el que el pueblo se organiza en comunidades autogestionadas creando sus propias monedas locales y potenciando una economía paralela al Estado oligárquico, basada en el libre intercambio de productos y servicios, a través de cooperativas integrales que intentan abarcar todas las áreas de la vida en sociedad. Entre sus partidarios destaquemos la valiente iniciativa de Enric Durán, miembro de la Cooperativa Integral Catalana que, con el objetivo de denunciar al depredador sistema capitalista, llevó a término una “expropiación bancaria” por un total de 492.000€ para construir alternativas de sociedad.

  2. La corriente de quienes, utilizando los mecanismos legales de las dictaduras parlamentarias (incluso partiendo de dictaduras militares en el caso de Gaddafi), pretenden transformar dichos mecanismos hasta convertirlos en instrumentos de Poder Popular. En este caso sí que tenemos precedentes, auténticas joyas de inteligencia y creatividad. Y también en este caso el objetivo es el mismo: conseguir el autogobierno del pueblo a partir de unas elecciones parlamentarias donde, la candidatura ganadora, pueda poner en marcha procesos revolucionarios a través de los cuales se vayan implantando mecanismos políticos, administrativos y económicos con dos fines: 1) rescatar al país del control y saqueo del imperialismo oligárquico (USA y CIA, UE), 2) ir devolviendo gradualmente el poder al pueblo mediante instrumentos e instituciones de autogobierno. Dentro de esta corriente podemos incluir (de momento) el caso de Islàndia, siempre y cuando la nueva constitución, el parlamento y la futura legislación, se mantengan en el camino abierto hacia una verdadera democracia directa del pueblo. Esta corriente es la seguida por Gaddafi y Chávez que, desde el poder, ya sea de una dictadura totalitaria o parlamentaria, han puesto en marcha procesos revolucionarios de recuperación del Poder Popular. Al igual que en la primera corriente, también en ésta se puede apreciar un interés primordial en alfabetizar, educar y enseñar a gestionar y administrar el Poder Popular, recuperando la calidad del sujeto humano. De igual modo también, en el caso de Venezuela, se crea una economía popular a través de cooperativas y comunidades autogestionadas, pero además, apoyadas por el Estado del pueblo, que interviene creando las infraestructuras para facilitar estos procesos. Imprimiendo y distribuyendo las monedas locales en estas comunidades, legislando para protegerlas e impulsar su desarrollo. Promoviendo la expansión de la economía popular frente al mercado capitalista. Esta corriente a menudo es calificada erróneamente como reformismo por quienes prefieren la primera corriente, sin apreciar que se trata de algo íntegramente transformador, con un claro y común objetivo: devolver el poder y la soberanía al pueblo en democracia. También ha recibido el calificativo de “populismo” (utilizado en forma peyorativa para indicar que se hace algo que contenta al pueblo para obtener un beneficio electoral), sin advertir que se trata más de una alabanza que de una crítica, puesto que se refiere a la mejora de la calidad de vida del pueblo. El pueblo ama este populismo.

  3. Una tercera corriente revolucionaria es individual, y consiste en ir encontrando todas las respuestas dentro de uno mismo para SER libre, independiente y soberano. No reconociendo ningún otro poder ni autoridad externa. Renunciando a las tarjetas de crédito, a las cuentas bancarias, al DNI, carné de conducir y pasaporte. A todo documento y obligación que no haya salido de la propia libertad de consciencia. Persiguiendo un grado cada vez mayor de autosuficiencia, convivencia, amor y paz. Hacia uno mismo y hacia los demás. Sin líderes ni programas de ninguna clase. Haciendo del propio ejemplo de esta forma de vivir una propuesta y un posible camino a seguir para los demás. Ghislaine Lanctôt representa un ejemplo viviente de esta corriente. Recomendamos ver la entrevista y respuestas a preguntas en timefortruth.es.

Puede que haya otras corrientes con las mismas aspiraciones que no hayamos mencionado. No creemos que nadie pueda afirmar categóricamente que unas son mejores que las otras. Cada una responde a situaciones y circunstancias particulares.

La intuición, creatividad y flexibilidad revolucionaria debería podernos guiar a la hora de pensar y aplicar las mejores estrategias en cada momento y escenario concreto. Y ninguno de nosotros debería permitirse el lujo de excluir a nada ni a nadie, sino al contrario, podemos aprender a ser UNO actuando de maneras diferentes.

Nos unimos y compartimos el artículo que desde redRoja sirve como homenaje a un revolucionario cuyo rasgo más destacado ha sido su corazón y entrega hacia el pueblo de Venezuela.

Nuestro pésame al Pueblo de Venezuela por la pérdida de este gran hombre que consideramos también nuestro amigo y maestro en la lucha por la libertad. Murió con la fe y la confianza puesta en su pueblo, y en que continuará con la revolución bolivariana hasta el final. Compartimos plenamente las palabras del Presidente Encargado Nicolás Maduro en una entrevista con Venezolana de Televisión en la que ha dicho que Hugo Chávez es un ser de luz.

Chávez vive en la lucha del pueblo

Autor: Equipo de free-news.org

 

NOTAS: Todo y haber enlazado los documentos que hemos mencionado, reproducimos un artículo como ejemplo práctico de una forma de legislar que nada tiene que ver con la que tenemos en España (por poner un ejemplo). El estudio de la Constitución Venezolana y sus Leyes sorprenderá a cualquier español que se las lea y, especialmente, a aquellos que tengan la carrera de abogacía.

  1. el Proyecto de Decreto con rango, valor y fuerza de Ley Orgánica para la Gestión Comunitaria de competencias, servicios y otras atribuciones (en PDF)
    publicado en la GACETA OFICIAL DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

    En su artículo 1º dice: (el subrayado es nuestro)

    El presente decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica tiene por objeto desarrollar los principios, normas, procedimientos y mecanismos de transferencia de la gestión y administración de servicios, actividades, bienes y recursos del Poder Público Nacional y de las entidades político territoriales, al pueblo organizado, el cual la asumirá mediante la gestión de Empresas Comunales de Propiedad Social de servicios y socioproductivas, o de las organizaciones de base del Poder Popular y demás formas de organización de las comunidades, legítimamente reconocidas, que se adecuen a lo establecido al presente Decreto Ley y su objeto, generando las condiciones necesarias para el ejercicio de la democracia participativa y la prestación y gestión eficaz, eficiente, sustentable y sostenible de los bienes, servicios y recursos destinados a satisfacer las necesidades colectivas.

    Los mecanismos de transferencia deberán estar en plena correspondencia con el Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación y con el fortalecimiento de las comunidades, detentadoras de la soberanía para reivindicar al Pueblo su Poder para decidir y gestionar su mejor vivir, estableciendo la interdependencia y corresponsabilidad entre las entidades político territoriales y el Pueblo Soberano.

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