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KURDISTAN - Protohistoria
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En un lugar llamado Jarmo , que domina el río Zab Menor en el Kurdistán iraquí, los arqueólogos han descubierto evidencias de una avanzada comunidad proto-neolítico que floreció desde alrededor del 6.750 A.C. hasta hace 2.000 años. De hecho, los más antiguos ejemplos conocidos de metalurgia primitiva han sido encontrados en Jarmo.
Más interesante es el hecho de que estas personas eran diestras en la producción de pequeñas imágenes esculpidas en arcilla ligeramente horneada. Se sabe que las herramientas de obsidiana encontradas en Jarmo fueron hechas con materias primas procedentes de la base de Nemrut Dag en el lago Van.
Literalmente miles de estas figuras han sido desenterradas desde los primeros niveles de trabajo hacia arriba. La mayoría de ellas representan animales y pájaros. Algunos representan, por lo general, cabezas humanas, mientras que otros muestran una figura femenina, posiblemente una representación de la Diosa Madre.
Pareciera como si la comunidad Jarmo disfrutara capturando imágenes del mundo que les rodeaba, de la misma forma en la que hoy en día tomamos fotografías.
Si tal fuera el caso, ¿cómo podemos explicar la presencia entre estas pequeñas figuras con cabezas antropomorfas de características serpentinas, con cara alargada, y ojos rasgados y claros de "lagarto"?
En 5500 A.C. los habitantes kurdos de las faldas de los cerros comenzaron a descender en gran número a las llanuras de Mesopotamia. Fue alrededor de esa fecha que Eridu (la Erec bíblica), primera ciudad de la Media Luna Fértil, fue establecida con su propio complejo de templos que incluye una piscina ritual subterránea. 
En algún momento alrededor de 5.000 AC se vio la llegada a las llanuras del norte de Mesopotamia de una nueva cultura que se conoce hoy como el Obeid (en honor a Tell al'Ubaid , el sitio-colina, el lugar donde su presencia fue detectada por primera vez durante unas excavaciones realizadas en 1922 por el eminente arqueólogo del Medio Oriente Sir Leonard Woolley ).
Las estatuillas eran tanto de hombres como de mujeres (aunque predominaban las estatuillas femeninas), con un delgado y bien proporcionado cuerpo desnudo, anchos hombros, y extrañas cabezas reptilianas, a las que los estudiosos se refieren, en general, como con apariencia de "lagartijas".
Tienen rostros alargados con hocicos afilados, amplias hendiduras en los ojos - usualmente pelotillas elípticas de arcilla, pellizcadas para formar lo que se conoce como ojos de "grano de café - y una espesa nube oscura de betún en la cabeza para representar a una bobina para enrollar el pelo (bobinas similares formadas en arcilla aparecen en algunas de las cabezas encontradas en Jarmo).
Todas las estatuillas exhiben vello púbico o genitales femeninos o masculinos. Cada figurilla Ubaid tiene su propia y única 
postura.
La más extraña y convincente muestra a una mujer desnuda sosteniendo a un bebé en su seno izquierdo. La mano izquierda del infante está aferrada al pecho, y no cabe duda de que está en el proceso de succionar leche. Sería una imagen conmovedora, si no fuera por la escalofriante característica de que el niño tiene grandes ojos rasgados y cabeza de reptil.
Esto es muy significativo, ya que sugiere que el bebé era visto como nacido con esas características. En otras palabras, las cabezas "como de lagarto" de las figuras no son máscaras o formas simbólicas animalescas, sino imágenes abstractas de una raza real de la cual el pueblo de los Ubaid creía que poseían tales cualidades reptilianas..
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