Búsquedas manteniendo la privacidad con

Portada / Gobierno Mundial / Control de masas /
Manipular la opinión pública a través de los Medios de Comunicación



Manipular la opinión pública, calificando a quién se opone, como "iluminado", charlatán o miembro de una "secta"

Extractos de la obra de Jean-Pierre Joseph "Les radis de la colère", Louise Courteau Editrice, ISDN 2-89239-208-X - Capítulo II, páginas 71 a 95 - http://www.onnouscachetout.com

Este género de calificativo hacer perder instantáneamente toda credibilidad a no importa qué ciudadano, incluso aunque sea un premio Nobel. Es más fácil lanzar estos apelativos, que quedan adheridos como una mancha imborrable, antes que someter a cualquiera  a investigación o a una condena. Someter a investigación puede llevar a un no-ha-lugar o a una puesta en libertad. El condenado puede ser rehabilitado. Pero el supuesto adepto de una secta será sospechoso mientras se recuerde que "alguien dijo que parece que esta persona formaba parte de una secta".

 Ese es el motivo por el que los homeópatas, gracias a que uno podía cuidarse pagando 10 veces menos, pasaron a ser oficialmente "adeptos" o "simpatizantes de  sectas". Un periódico regional (francés) dedicaba casi una página para explicar que se habían necesitado 10 años de estudios a un equipo de investigadores para demostrar el mecanismo científico de la homeopatía. El equipo se hallaba preparado para afirmar que esta ciencia era una realidad y que daba resultados. Entonces, el Consejo Nacional del Colegio de Médicos envió consignas a sus miembros, explicádoles que las sectas se hallan en todas partes, que « reclutan » entre los médicos, y que casi la totalidad de los homeópatas, o bien formaban parte de ellas, o bien eran simpatizantes que habían perdido su credibilidad, ya que estaban manipulados de forma cosmo-mágica por un gurú.  

 La homeopatía tuvo pues que movilizar toda su energía para demostrar, bien que la asociación a la que se adhería no era una secta, bien que ellos mismos no estaban adheridos a ninguna asociación. Incluso aunque se tuviera éxito en demostrarlo, lo que resulta casi imposible (¿cómo proporcionar una prueba negativa ?) no se ha ganado mucho con ello, ya que a continuación se convierte simple y llanamente en un . "iluminado".  

Este proceso conduce al hecho de que en todos los estratos de la sociedad, no se escucha al miembro de una secta ni al simpatizante, ni siquiera al que se sospecha que es (incluso aunque lo niegue) un adepto, e incluso sobre aquél en quién recaen sospechas de no ser más que un simpatizante. Incluso éste es "manipulado". Este maravilloso engranaje hace que baste calificar a todo investigador que realiza un hallazgo, de "iluminado"; a todo grupo de investigadores, de secta. De esta manera, ya sean médicos, investigadores, profesores, que hayan descubierto el motor de agua, aplicaciones en materia de energía solar, o terapéuticas de todas clases., todos sus informes serán sistemáticamente ignorados.

Incluso aunque digan expresamente que sus investigaciones han terminado, que las aplicaciones sólo son proyectos, pero que están realizadas, y que pidan a la comunidad científica que venga a verificarlas, no sólo nadie no se desplazará, sino que además, con aire despreciativo, aquellos que hayan sido reunidos afirmarán con histeria que "de todas maneras, no lo creen". Y pronunciarán entonces la fórmula mágica: "¡Es una secta!", sobreentendiendo que: "No me pondré en ridículo verificando lo que me cuentan los miembros de una secta ".   

Se ha conseguido entonces el objetivo del proceso: todos los investigadores, y sobre todo, los resultados de los investigadores, que amenazan desestabilizar el orden establecido, han quedado neutralizados. Los "imbéciles-que-no-se-lo-creen" podrán continuar riéndose todavía mucho tiempo. Nunca han dejado de hacerlo. A principios de siglo pretendían que el ser humano no podría resistir una velocidad de más de 100 Km. por hora, y que los aeroplanos jamás podrían volar realmente. Frenaron, bloqueando los créditos, todas las investigaciones en esos terrenos. Luego bloquearon durante casi 50 años la acupuntura. Con las mismas sonrisitas, han limitado los créditos concedidos a la investigación de la energía solar, favoreciendo así la construcción de las grandes moles del súper generador de plutonio, fustigando además, en aquella época, a los "iluminados" que se les oponían. Y si mañana un investigador anuncia que ha encontrado un producto que podría tener efectos espectaculares en la mejora de la salud de los enfermos de S.I.D.A., los imbéciles se sonreirán, sobre todo si este producto es un extracto de plantas y tiene un bajo coste. Por el contrario, y como por casualidad, aplaudirán el "descubrimiento" de la sustancia (horriblemente cara, pero ¿qué no se haría por la salud?) que procurará una ligera mejoría. Este ejemplo no es teórico, porque ya se ha producido, en particular con el caso Mirko Beljanski.

Los verdaderos acupuntores, los que cotidianamente intervienen en los hospitales de Shangai, Cantón o Pekín, sólo utilizan agujas en un caso de cada tres, ya que en los otros dos casos se sirven de. sus manos, practicando una especie de técnica de imposición de manos. Estas técnicas eran, además, practicadas todavía recientemente por la mayoría de expertos asiáticos de judo, karate, aikido, jiu jitsu, shintaido, chi quong, etc. Los asiáticos, que han captado muy bien el espíritu occidental, no han desvelado al gran público más que la parte de la técnica menos interesante, la más vistosa. Mientras que oigo hoy en día a los mismos imbéciles gritar escandalizados: "Parece que N.. cura por imposición de manos", no puedo más que consternarme sabiendo que millones de personas son tratadas diariamente de esta manera. Si fuera verdaderamente ineficaz, un continente entero no había mantenido esta terapéutica durante varios miles de años. ¿Saben además, cuando se ríen de la homeopatía, indicando que sólo es autosugestión, que numerosos agricultores la utilizan hoy en día con éxito con sus animales.? Se puede hipócritamente anunciar, con aires de tristeza pero "llenos de esperanza", que se "hace lo que se puede" en materia de investigación sobre el cáncer, pero que "se carece de medios"; que se ha disminuido la polución de los motores de gasolina; que se busca una "vacuna" contra el S.I.D.A., y que se está a punto de encontrar la "fórmula milagrosa" para disminuir el paro.

El inteligente mecanismo de la instalación de la psicosis.

El lector ha comprendido ya que si un grupo de personas, no contentas con guardar en secreto estas informaciones, decide convertirlas en un modo de vida diferente, escapando así a la sociedad de consumo, y a la "salud del consumo", se convierte en un modelo, a diferencia de quienes se contentan con bajar a la calle a manifestarse sin tener nada que proponer. Este grupo se convierte entonces en peligroso.

Y si además se sabe que es a todas luces impensable que cualquiera que estudie la espiritualidad durante varios años, se suicide,  uno puede llegar a cuestionar el "suicidio colectivo" que tuvo lugar en la Navidad de 1995, en Vercors, y puede llegar a preguntarse si es que se nos toma por imbéciles. El complot no lo deciden los imbéciles, y la manera como se pone en marcha procede de un escenario que no puede ser fruto del azar.

Las fases del desencadenamiento de la psicosis son:

Primera Fase:
Creación de un movimiento asociativo "antisectas", y atribución de grandes subvenciones.

Desde hace varios años, y muy discretamente, se han ido constituyendo en todas las regiones (francesas) las asociaciones que, posteriormente, se han reagrupado, y que hoy en día forman la muy célebre ADFI (Asociación de Defensa de la Familia y el Indivíduo. Este movimiento recibe importantes subvenciones de diversos ministerios y de colectividades locales. A través de él, es posible que cualquiera que pretenda ser víctima de una secta perciba una indemnización que le permita reinsertarse en la sociedad. Es pues muy posible que los individuos que vienen a quejarse sobre los platós televisivos de las "manipulaciones" sufridas, sean los mismos que acaban de recibir las subvenciones. Si tal fuera el caso, nos encontraríamos con la hipótesis única y excepcional del testigo que "ha pasado por caja" antes de declarar.

La ADFI es un organismo tranquilizador: reagrupa asociaciones locales, planta delante sus benévolos administradores, de una cierta edad, a menudo de una edad determinada que, a la vez que combaten todo sectarismo, alientan vivamente la « reinserción » a través de la plegaria en el seno de la Iglesia (la católica, desde luego). Estas personas tranquilas y serenas utilizan, sin que se detecte, los métodos que ellos denuncian: persecución; hostigamiento telefónico (tanto con las «víctimas» como con los «adeptos»); fomento de la delación; conferencias y discursos de propaganda, etc.    

Progresivamente va instalándose en el inconsciente colectivo la idea de que si existe una asociación (sin "ánimo de lucro") que persiga a las "sectas", es porque existen sectas y representan un peligro real. El ciudadano no tiene pues ni la más mínima sospecha de ser manipulado, ya que el militante de base tampoco la tiene. Además, el militante de base cree realizar una obra humanitaria, y no es en absoluto consciente de las enormes apuestas financieras que han conducido al gobierno a promocionar su asociación.

La  ADFI interviene de manera inhabitual en los servicios públicos (a menudo, en la educación nacional) para señalar que tal persona forma parte de una "secta". Interviene en la justicia dirigiendo cartas a los magistrados, en nombre de la defensa de los individuos. Incluso sugiere, en nombre de la defensa de la familia,  que los niños que viven con padres que están en una "secta", sean internados en la DASS. Así, y después de varios años, ha cumplido su papel, la opinión pública piensa ahora que en Francia existen numerosas sectas, y sobre todo, que son peligrosas.

Segunda fase:
Mediatizar el miedo de manera sutil.

¿Cómo manipular a los periodistas sinceros?

Para tener éxito en este esfuerzo extraordinario de manipular a los periodistas, el mejor medio es utilizar a una minoría de ellos que no tienen por qué tener la misma conciencia profesional que la mayoría, y que,  porque habrán sido los primeros en pronunciarse sobre un nuevo tema, no se verán cuestionados por sus colegas.

Es casi seguro, para el periodista sincero que desembarca en una «secta», que cuando uno de sus colegas ha hecho ya un reportaje tratando de horrores, de niños maltratados, de ayunos místicos, de rituales, de privaciones de sueño, etc., incluso si este periodista no ve nada de todo esto, que esté sin embargo convencido de que esto existe y que se le está escondiendo (ya que uno de sus colegas lo ha dicho antes que él). Toda su atención estará entonces movilizada a intentar descubrir esos elementos que no ve. Las investigaciones de los miembros científicos de la "secta" no le interesarán. Pero como va a salir "con el rabo entre piernas", es decir, que no habrá podido constatar nada alarmante, anunciará entonces que "se las han apañado" para que no viera nada.

Al principio es necesario encontrar, para cada grupo, periodistas todavía poco conocidos y con ansias de celebridad, y a los que una redacción prometa la compra de un reportaje a condición que sea sensacionalista y sin importar la veracidad de lo que se escriba. A continuación, será fácil enviar a otros periodistas que, persuadidos de la veracidad de los "horrores" que ha descrito el anterior, intentarán, por reflejo, e incluso por conciencia profesional, afianzar el tema, conservando en el montaje de la película, el gesto que según su opinión, es de la especie que demuestra los "horrores".

¿Cómo manipular la opinión pública?
Algunas técnicas del trucaje televisivo

  1. Se filma a niños que juegan en un inmenso prado. Como sucede a menudo en el campo, las parcelas de terreno están a menudo limitadas por cercados espinosos. En un momento del juego el cámara pide a los niños que se aproximen al cercado. Se tiene cuidado de filmar este momento para conservar en el montaje los cinco segundos durante los cuales se ve a un niño tras un cercado. El telespectador no puede entonces saber que, tras el cámara, se extendían 100 metros de terreno dando directamente sobre la carrera,  y además sin estar vallado.
  1. Se filma a un padre de familia al que se ha pedido efectuar, para la cámara, algunos minutos de un trabajo típico de granja. El cámara propone entonces serrar madera. El periodista sugiere entonces que esto se haga en presencia de los niños, precisando que esto lo hará más "cálido", y mostrará que "no son personas peligrosas". Durante el rodaje, uno de los niños, orgulloso de estar ante una cámara, pide que se le deje intentar serrar la madera. Durante algunos segundos se filmará al niño serrando solo. El equipo de rodaje incluso aplaude, sin decir que a continuación sólo se conservará el montaje en el que el niño sierra la madera solo. Cinco segundos de esta imagen bastarán para dar al telespectador la impresión de una verdadera sesión de trabajo impuesta al  niño.
  1. Se entrevista a la persona a la que se califica de gurú. La entrevista es cálida. Se ríe, se bromea. En medio de las risas y chistes, el «gurú» dice "Cuando pienso que los que están contra mí dicen, burlándose de mí, que soy la reencarnación de un faraón".  Por suerte para el periodista, la persona interrogada ha marcado una pausa entre el "que" y el "soy". En el montaje sólo se conservará la última parte de la frase. El telespectador sólo verá al gurú tres segundos, y le escuchará únicamente decir: "Soy la reencarnación de un faraón".
  1. Los miembros de la comunidad han aceptado que el periodista visite los edificios. Finalmente fisga por todos sitios y encuentra en un granero, un viejo recuerdo traído de un viaje, a saber, una estatuilla egipcia recubierta además de polvo. La limpia, baja hasta la sala de estar en la que están sentadas en la mesa varias personas, la pone sobre la mesa y pregunta a las personas sobre las circunstancias que rodean la compra del objeto (qué viaje, en qué año, etc.) En el montaje, el diálogo entre los miembros de la comunidad será suprimido. Sólo quedará una música de fondo (de J. Michel Jarre, por ejemplo) y un comentario que dirá únicamente: "Vemos ahora a los adeptos dialogando alrededor de una estatua egipcia".

Dejemos aquí los ejemplos, e intentemos imaginar lo que puede pensar un telespectador que ha visto estas cuatro secuencias consecutivas. En efecto, él ha visto:

  • Niños tras un cercado
  • Un niño que sierra la madera solo.
  • Una persona de la que se afirma es un "gurú", y que dice: "Soy la reencarnación de un faraón".
  • Los adeptos sentados a la mesa alrededor de una estatua.

¿Qué pueden pensar los magistrados de los tribunales, o los policías, que han visto tales reportajes, y no saben que se les ha tomado el pelo? ¿Cómo sorprenderse entonces ante la dramatización judicial de todo suceso que pueda producirse en una "secta" ya que, de buena fe, el  policía y a continuación, el magistrado, están absolutamente convencidos de que se encuentran en presencia de personas peligrosas? Ninguno de ellos puede imaginar que la impresión que tienen en su interior ha sido un montaje de piezas encajadas por razones precisas. ¡Esto es manipulación!

El punto sensible de la opinión: los niños

En este estadio de la manipulación, el golpe de gracia se da pulsando el punto sensible de la situación de los niños. Éstos serán sistemáticamente colocados como pantalla. Los montajes y trucajes serán utilizados para suscitar miedo sobre la seguridad de los niños.        

Bastarán algunos ejemplos que demuestren la forma de actuación:

  • Se le dice a la opinión pública: "el niño de la secta X ha muerto, porque no estaba vacunado"  Se cuida mucho de no decir que quizá existía alguna otra causa en la enfermedad del niño. Se evita cuidadosamente indicar que la eficacia de las vacunas actualmente es muy discutida, y que los padres mantenían que el niño había sido vacunado.

  • Se dice que: «En la secta Y, los niños están totalmente aislados del mundo». El telespectador no tiene ningún medio de saber que, por ejemplo, la casa en la que viven los niños está en medio de un pueblo,  que los niños tienen compañeros que vienen a su casa (y a la inversa), que los niños miran regularmente la televisión, y que salen de vacaciones a un camping o incluso de colonias. Esta forma de decir las cosas se llama desinformación.

  • Se monta un tinglado publicitario anunciando que la policía fue una mañana a buscar a todos los niños de la secta S, ya que se sospechaba que estaban desnutridos, con privación de sueño, maltrato, o temas de moralidad. El telespectador se queda con esta idea ya que nadie, entre todos los medios que han lanzado la información, no publicará ni la menor gacetilla para explicar que los niños regresaron a las dos horas, ya que todos los controles resultaron negativos.

Esto también se llama desinformación. Los ejemplos podrían multiplicarse. Cada vez que el telespectador oye la palabra "secta", oye también "niño" y "peligro". Es algo muy sutil, ya que muchos demócratas sugieren, en relación a las "sectas", que después de todo la gente vive como quiere y que nadie no puede reprochárselo. Es en este punto que entran los moralistas y dicen: "y los niños, ¿tienen el derecho de obligar a los niños a todo esto?" A fuerza de escuchar el martilleo asociando las mismas nociones: sectas = niños = peligro, todo el mundo acaba por creerlo, incluyendo a los magistrados. Éstos no tienen ni la voluntad ni el tiempo de trasladarse al lugar. Desde el principio están persuadidos de que estas nociones existen de verdad, y que si los procedimientos no permiten demostrarlo es porque están en presencia de gente inteligente que ha conseguido disimular los hechos.

Los procesos van pues a sucederse, las medidas de asistencia educativa van a llover, la conclusión normal del proceso siendo la entrega de todos los niños a la DASS. Quiénes tomarán estas medidas están de entrada persuadidos de que salvan a niños en peligro, y no piensan en absoluto que han reaccionado conforme a este gigantesco plan, cuya naturaleza es la de desestabilizar y neutralizar a todos los grupos a los que se quiere silenciar.

Tercera fase:
Dar seguridad a los demócratas creando una "comisión de investigación parlamentaria".
Parodia de investigación: ¡172 dossiers en 50 minutos!

En efecto, hay tantas anomalías que empañan los «trabajos» de esta Comisión de Investigación, que tenemos derecho a cuestionárnosla seriamente :

  1. La lista es sensiblemente la misma que la que había sido establecida con anterioridad por los servicios de información general, como si se hubieran contentado con copiarla. 

  2. Los trabajos han sido clasificados como secretos, cosa excepcional en esta materia. Por comunicado de prensa del 30 de octubre de 1996, Philippe Séguin, presidente de la Asamblea Nacional, ha creido además necesario recordarlo: "La investigación política que se nos ha encargado llevar cabo (.) no puede ser publicada".

  3. El planteamiento de la lista no ha sido contradictorio. Sin que los miembros, o los representantes de los movimientos, hayan sido escuchados, la lista ha sido establecida de forma totalmente arbitraria. Las supuestas visitas a las sedes han sido puras formalidades. El Sr.Gest iba simplemente para comunicar a los grupos que formaban parte de la lista, sin ni siquiera escuchar sus argumentos. Sólo se procedió a 20 audiciones.

  4. La comisión de investigación sólo se reunió dos veces, totalizando 50 minutos, y en este lapsus de tiempo, ha «controlado» la aplicación de los 10 criterios a 172 movimientos o asociaciones. De la noche a la mañana, estos grupos han sido todos calificados de « sectas ». Lo que representa menos de 20 segundos por dosier. ¡Un verdadero record !

  5. El informe de la comisión ha sido ratificado por la Asamblea Nacional «[...] por unanimidad, el  20 de diciembre de 1995, por los 7 diputados presentes». (L'Humanité, 11 de enero de 1996)

  6. Como por azar, se «olvidaron» se incluir en la lista algunos movimientos que no reconocen como siendo peligrosos: movimientos satánicos y movimientos extremistas violentos reivindicativos de algunas religiones. Como por azar, ellos no se meten con la mundialización de la economía, ni de la industria agroalimentaria, ni con la política de sanidad, ni con las vacunas. Esta cantidad de anomalías es tan caricaturesca que, llegados a este punto, todo comentario es superfluo.

    Objetivos de la psicosis: futuro control de las asociaciones, y neutralización de todos los grupos, sobre todos de aquellos que «saben demasiado».

Futuro control de las asociaciones

Toda democracia funciona gracias a un enorme tejido asociativo. Si mañana las asociaciones pudieran ser controladas por el poder, sería el final de la democracia. De la República quedaría sólo el nombre. Y, en una época en que la cifra del paro es desmesurada y la agricultura está en quiebra total, paradójicamente, todas las medidas tomadas por los gobiernos han agravado las cosas desde hace 10 años. Y puesto que se piensa que no lo han hecho adrede, nadie dice nada. Se vota a las derechas, luego a las izquierdas, y luego se rebota hacia la derecha. Pero cada vez más asociaciones intentan  hacer que funcionen circuitos económicos paralelos y recrean así una vía económica. Y las minorías que poseen los medios de producción en todo el mundo viven en realidad de la pobreza y del paro. Se enriquecen a costa de nuestra miseria.   No desean en absoluto que disminuya el paro y que la agricultura vaya bien. Ven con muy mal ojo los intentos de economías paralelas. Cuanto más pobres somos nosotros más ricos son ellos. Es preciso acallar todo este medio asociativo. Pero ¿cómo controlar las asociaciones sin desencadenar una revolución? Simplemente haciendo creer que ciertas asociaciones son peligrosas, y maniobrando hábilmente para que la opinión pública pida ella misma una ley de control de las asociaciones. 

Neutralización de los grupos que «saben demasiado».

Hoy en día está claro que si se quiere atacar los argumentos de toda persona o grupo que tengan alguna propuesta molesta, basta indicar que forma parte de una secta para que se detenga todo debate.

Actualmente, los homeópatas están acusados por el Consejo del Colegio de Médicos (de Francia) de ser miembros de sectas o, como mínimo, simpatizantes. De golpe, todos los médicos que se interesaban por la homeopatía hacen mutis por el foro, a menudo por miedo. Los homeópatas deberán, en el futuro, demostrar que no forman parte de una secta, que su asociación de homeópatas o de personas que reflexionan en otra manera de abordar la salud, no está relacionada con una secta. En resumen, ya no se habla de homeopatía. Todo se mueve en torno al debate de si es o no una secta.

Es exactamente lo que se preveía desde el principio. Desde el mismo momento en que en alguna parte de Francia existe un grupo de investigación de otra forma de economía, o de alimentación, o de concepción de la salud, en un plazo más o menos largo esta grupo queda calificado de secta. Ya no se escucha a la persona ni se tiene interés hacia sus trabajos. Así, entre todos los periodistas de todas las cadenas de radio y televisión y de la prensa escrita que acudieron a La Coucourde, ninguno se preguntó: "¿Y si fuera verdad que su ciencia produce frutas y verduras más abundantes por hectárea, suculentas, ricas energéticamente?".  Tan convencidos estaban de hallarse en presencia de una secta que anduvieron en medio de los agrios, las zanahorias gigantes y las berengenas de 2 Kgs. sin verlas. Tampoco ninguno de entre ellos se dio cuenta de que las fresas crecían a ras del suelo incluso en diciembre, casi bajo la nieve.

Es exactamente lo que se esperaba de ellos.

Objectivo:
El pensamiento único, ni olor ni frontera para los billones

Así, progresivamente, todos los aguafiestas, todos los que tratan de hacer saber que existen otras soluciones que no sean las del pillaje y destrucción del planeta, aumentando los colosales beneficios de una pequeña minoría,  serán dejados en la cuneta. Cada investigador aislado que, un buen día deja de pensar "como todo el mundo" se convierte inmediatamente en un "iluminado". Y ya no se le escucha.

En los años 60, cuando un escritor famoso, o un.profesor o incluso un clérigo renombrado, emitía una opinión insólita, todo el mundo se preguntaba sobre el fondo de lo que había dicho. No podía, de la noche a la mañana, haberse vuelto loco. Y se le verificaba. 

Hoy en día, cuando una personalidad, sea quién sea, incluso cubierta de diplomas y experiencias, emite una opinión molesta, automáticamente ya no nos interrogamos sobre el fondo de lo que expresa, sino en saber si esta persona ha perdido o no el juicio.

Somos numerosos los que durante años protestamos por la suerte que corría Alexandre Soljenitsyne, sin saber que nosotros hacemos lo mismo a ciertos de nuestros conciudadanos, porque ellos manejan temas tabú. Todos mantenemos certezas sobre hechos que no hemos verificado. En teoría, nuestra democracia permite la expresión de cada uno de nosotros, sin embargo:

  • el investigador que molesta, pierde su puesto

  • el universitario que no piensa como todo el mundo, pierde su puesto

  • el escritor que emite una opinión insólita, es censurado

  • el entrenador deportivo que quiere que sus alumnos se sientan bien en su piel y contentos con la práctica, aunque no obtengan medallas, es despedido.

En resumen, todo lo que desbarata al "pensamiento único", destinado a mundializar la economía, es decir, a concentrar los beneficios en algunas manos, es barrido.

Las sectas son peligrosas: debemos destruirlas.

 

 


Portada / Gobierno Mundial / Control de masas /
Manipular la opinión pública a través de los Medios de Comunicación

 

 

Ixquick
Buscar en free-news.org Buscar en internet