El poder de la medicina tradicional africana. - Parte siguiente.

Defendamos las Etno-medicinas del neocolonialismo «científico».
Por: Francisco Javier Martínez Ruiz (Microbiólogo), y Maria Jesús Clavera Ortiz (Pediatra).
(Licenciados en Medicina y Cirugía, Diplomados en Sanidad, Expertos en Bioestadística y Epidemiología, Miembros de la Asociación Española de Médicos Naturistas).

Artículo de opinión realizado en Barcelona (Estado español), el 11 de Julio del 2000 para la ONG de Burkina Faso «Phytosalus», a petición del Padre César Fernández de la Pradilla.

Prohibida la alteración o reproducción de este artículo de opinión sin permiso y citación de sus autores: Francisco Javier Martínez Ruiz y Maria Jesús Clavera Ortiz.

Índice:

1. Introducción.

1.1. Motivación.

Los observadores económicos de todo el mundo están sorprendidos por el volumen económico que gradualmente van adquiriendo las Etno-Medicinas (medicinas autóctonas usadas por la población durante siglos) y Fitoterapias (tratamiento natural de enfermedades mediante vegetales, o sus extractos, desecados, etc). Y las Multinacionales farmacéuticas están preocupadas por la creciente importancia y uso que en la población (incluso en el Primer Mundo) van teniendo estas medicinas y preparados, que se creían ampliamente superados por la Tecno-Medicina y Tecno-Farmacia (medicina y farmacias «cientificas» que se usa modernamente en los hospitales de países europeos y norteamericanos).

Como medida progresivamente limitativa de la acción de las Etno-Medicinas y fitoterapias, se viene observando una presión «reguladora» creciente de determinados funcionarios de los Ministerios de Salud autóctonos que, de culminarse, posibilitarán que las Multinacionales farmacéuticas se vayan adueñando del mercado de productos fitoterapéuticos, una de las riquezas más importantes de los países africanos, y unos recursos básicos de salud que nuestras gentes han venido usando sin problemas durante siglos.

El presente artículo de opinión quiere alertar a la sociedad africana en general, y a la burkinabesa en particular, especialmente a la comprometida en el área de la salud, acerca de los sofismas científicos y los peligros económicos que encierran las aparentemente bienintencionadas normativas «reguladoras», a fin de que defendamos entre todos nuestro patrimonio etno-medico y fitoterapéutico.

En el presente trabajo expresa nuestro punto de vista sobre este asunto. Esta hecho para para la ONG de Burkina Faso «Phytosalus» (que desarrolla el uso de la rica Fitoterapia autóctona en numerosas comarcas de la zona) y a petición de su fundador: el Padre César Fernández de la Pradilla. Dado que es este un informe que quiere ser instrumento de concienciación y debate para las organizaciones fitoterapéuticas y etnomédicas de Burkina Faso, aunque los autores somos europeos, adoptamos frecuentemente la primera persona del plural como si fuéramos africanos (lo somos un poco, al menos en el corazón).

1.2. Terminología.

Cuando escribimos «ciencia» así, en minúscula y entre comillas, nos referiremos a la «ciencia sin conciencia» contra la que nos había advertido François Rabelais en su famosa frase: «ciencia sin conciencia no es más que ruina del alma», y que es un estado de espíritu codicioso y predador de la Naturaleza que, por desgracia, domina la actividad del hombre nord-occidental moderno desde la llamada «revolución industrial», aunque ya se ha extendido al resto del mundo; y denotación similar tendra la palabra «técnica», cuando la escribimos en minúscula y entre comillas.

Empleamos el prefijo «Tecno-» para referirnos a estructuras o procesos dominados por dicha «ciencia» y «técnica», generalmente surgidos en Europa y Estados Unidos; y emplearemos el prefijo «Etno-» para referirnos a estructuras o procesos autóctonos existentes durante siglos en las comunidades indígenas del resto del mundo.

Como señaladores de las grandes regiones socio-culturales que, respecto al grado de impacto de la «ciencia» y a la «técnica» modernas ha quedado dividido el planeta, usamos las expresiones, ya consagradas por el uso, de «Primer Mundo» (países con gran tecno-impacto y del llamado «libre mercado»), «Segundo Mundo» (países con importante tecno-impacto, que han estado colectivizados-estatalizados durante bastantes decenios del siglo XX) y «Tercer Mundo» (países básicamente agricolas-ganaderos-pesqueros, y con poco tecno-impacto, descolonizados nominalmente durante el siglo XX). Y sin que los ordinales denoten grado de importancia alguno; más bien al contrario: aquí, como en otros ámbitos, «los últimos serán los primeros».


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